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"En el principio
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Despues de descansar el séptimo día, Dios lo santificó, lo separó, como un diá de reposó para el hombre. Siguiendo el ejemplo de su Creador, el hombre debía descansar en este día santo, para que contemplando los cielos y la tierra, pudiera meditar en la gran obra de la creación de Dios. |
El gran Jehová había puesto las fundaciones del mundo; había vestido la tierra de vestidura de belleza y la había llenado con cosas útiles al hombre; había creado todas las maravillas de la tierra y del mar. En seis días la gran obra de la creación fue consumed. Y Dios "reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios el día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó Dios de toda la obra que había hecho en la creación.“ Dios vio con satisfacción la obra de sus manos. Todo era perfecto, digno de su divino autor, y Él reposó, no como alguien que estaba cansado, sino satisfecho de los frutos de su sabiduría y bondad y las manifestaciones de su gloria.
Despues de descansar el séptimo día, Dios lo santificó, lo separó, como un día de reposó para el hombre. Siguiendo el ejemplo de su Creador, el hombre debía descansar en este día santo, para que contemplando los cielos y la tierra, pudiera meditar en la gran obra de la creación de Dios; y para que al contemplar las evidencias de la sabiduría y bondad de Dios, su corazón se llenase de amor y reverencia por su Hacedor.
En Edén, Dios instituyó el memorial de su obra creadora, poniendo su bendición en el séptimo día. El día de reposó fue encomendado a Adán, el padre y representante de toda la raza humana. Su observancia debía ser un acto de reconocimiento agradecido de parte de todos los que morarían en la tierra, de que Dios era su Creador y su justo Soberano; que eran la obra de sus manos y los sujetos de su autoridad. De esta manera la institución era totalmente conmemorativa, y dada a toda la humanidad. No había en ella nada oscuro o de aplicación restringida a ciertas personas.
Dios vio que un día de reposó era esencial para el hombre, incluso en el paraíso. Necesitaba dejar de lado sus propios intereses y ocupaciones un día de los siete, para que pudiera contemplar más completamente las obras de Dios y meditar en su poder y bondad.
Necesitaba un día de reposó para recordarle a Dios más vivamente y para despertar la gratitud porque todo de lo que disfrutaba y poseía vino de la mano benévola del Creador.
Dios quiere que el día de reposó dirija las mentes de los hombres a la contemplación de sus obras creadas. La naturaleza se dirige a sus sentidos, declarando que hay un Dios viviente, el Creador, el Dirigente supremo. "Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría." Salmo 19:1, 2. La belleza que viste la tierra es un símbolo del amor de Dios. Podemos contemplarlo en las colinas eternas, en los nobles árboles, en los capullos que se abren y las delicadas flores. Todo nos habla de Dios. El sábado, señalando a El que los hizo, dice a los hombres que abran el gran libro de la naturaleza y encuentren en él la sabiduría, el poder y el amor del Creador.
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